Perdido en Tailandia
Este blog es para que mis amigos familia y pareja puedan seguirme el viaje por Tailandia y luego yo pueda recordarlo
martes, 16 de febrero de 2016
Selva 2ndo día. Los Lahu.
viernes, 12 de febrero de 2016
Selva 1er día. Los Karen, las mujeres jirafa
Me recogieron en el hotel y ne llevaron a la granja de orquídeas y mariposas. Bien. Parada en el poblado de los karen donde viven las mujeres jirafa. Es la etnia que les parece bien que sus mujeres se pongan unos collares de hierro que les va subiendo el cuello. Da grima. El poblado al que te llevan no es más que un mercado de sus artesanías. El poblado real esta detrás y esta protegido. No puedes pasar. Pasé y me echaron. Quería encontrarme con otra cultura y me encontré un decorado. Pero puede hablar con ellas y me reconocieron que tienen muchos dolores. Que es incomodo. El que yo me puse pesaba muchísimo. Cuando hay turismo de por medio la corrupción de sus costumbres es inevitable. Los niños jugaban. Algunos con camisetas del Barcelona. Los rostros de este pueblo son especialmente bellos y se les ve felices. Que más se puede pedir a la vida. Hablé con un hombre que resultó ser un jefe, no se como será su jerarquía pero el sin duda mandaba. Me preguntaba muchas cosas de Sapen (España ) la curiosidad es mutua. Me preguntó ¿cuantos baths necesitaba al día para vivir? Nunca había pensado en cuanto dinero necesito al día. Luz, agua, facturas. ... yo le contesté que solo sabia al mes y no entendía por qué. El me dijo 500 baths toda su familia. TODA. Viven juntos unos 15 miembros en una vivienda única y sin paredes (12,5€). Cuando le dije que yo, solo, necesitaba 1200 baths al día en Madrid. Se empezó a reír y me dijo que así es imposible ser feliz. Que razón tiene el cabrón.
miércoles, 10 de febrero de 2016
La ciudad de Chiang Mai
Es exactamente lo que quería encontrar. Desde que bajé del avión ya estaba encantado. La actitud de la gente mucho más simpática y sonriente que en el sur.
No había reservado hotel. Estaba todo lleno por el festival de las flores y el fin de año chino. Me preocupé. Pregunto en 3 hoteles y nada. Al 4 habitación con vistas 300 baths.
No podía parar de caminar. Quería verlo todo. La ciudad de los 300 templos. Quería verlos. Me hice una ruta y más o menos la fui cumpliendo. Me dejé sorprender y perderme. Pero cumplí todos mis objetivos. Los templos más grandes. El museo de historia, de arte... reventado. Pero la motivación de la belleza budista y los tes fríos y batidos de fruta de los puestos callejeros me mantuvieron activo. Alegre de haber venido.
Hay templos por todo el país pero esta ciudad es la más espiritual. En sus templos no te da la impresión de que sea la semana asiática del corte inglés. Aquí ves los monjes trabajar en sus templos y rezar. Ves el respeto de todos. Como oran. Se crea una atmósfera que te embarga. La luz. Los olores de las flores , el incienso. De repente me sorprendí a mi mismo con los ojos vidriosos y la piel de gallina.
Un monje me quiso bendecir y me regaló unas pulseras de la suerte. (Lo que me dijo me lo quedo para mi) y después me explicó que por respeto tenia que tocar 3 veces al gong gigante de la puerta del templo. Me moría de ganas de hacerlo. No me lo pensé. Agarré el martillo gigante envuelto en telas. Como pesaba. Golpee 3 veces con fuerza. Sus vibraciones recorrieron todo mi cuerpo. No pude evitar empezar a soltar lágrimas. Me fui a escape, no quería que me vieran así.
El día avanzaba. La luz caía y se hacía más mágica. Los reflejos de la decoración. Sus sombras. Mágico.
Hasta los turistas de aquí son diferentes. Respetuosos. Amables. Interesantes. Aquí hay un viajero con más curiosidad. Más viajero.
Chaing Mai me enamoró.
Sus artesanías. Sus ropas. Sus mercados. Y yo sin parar de caminar. Quería beberme la ciudad de un solo trago. Si paraba de andar creía que se me escaparía algo.
Más monjes. Más turistas. Un tuctuc paró en seco y le pregunto a un monje si le llevaba. Su túnica era muy oscura. No el naranja de los demás. Dijo que no. El conductor insistió muy cortésmente. El monje mayor subió con cuidado y desaparecieron al final de la calle.
Al atardecer se pusieron a rezar. Se cerró al público y el sonido repetitivo de sus rezos inundó el anochecer.
Me ha quedado un poco cursi lo se pero es que lo flipe mucho y más por el contraste con Phuket que era de donde venia